COMENTARIO
Por: Isabella Forni
La película se basa a partir de una tragedia nacional de tintes muy dramáticos donde el realizador argentino, Sebastián Borensztein, construye una comedia que funciona de una manera agresiva y explosiva la cual capta una esencia irónica y humorística que llama la atención del espectador. Sebastián Borensztein es el responsable del guión y la dirección de casi todos sus proyectos, y ésta no es la excepción. Ricardo Darín y su hijo, el Chino Darín , integrantes del elenco, se involucraron también como productores desde el primer momento.
El reparto no es menor, ya que los actores logran actuar de una manera increíble desarrollando un cariño y cierto aprecio por los personajes. Lo mejor del film tiene que ver con el nivel de producción (se rodó en locaciones reales de Baradero-Alsina-Lobos), de casting (el despliegue de figuras ya desde el afiche recuerda a Relatos salvajes), de dirección de arte (Daniel Gimelberg) y de fotografía (Rodrigo Pulpeiro). En cambio, la utilización de grandes éxitos del rock nacional de Divididos, Babasónicos, Serú Girán, Los Auténticos Decadentes y Luis Alberto Spinetta, entre otros, esto es interesante ya que las letras que "coinciden" con las moralejas de la trama.
La historia apuesta a una idea siempre controvertida dentro de la agenda pública (la venganza por mano propia), pero lo hace con tantas salvedades y justificaciones que la premisa no solo no resulta demasiado inquietante, sino que busca (y por momentos consigue) la empatía y hasta la identificación del espectador. Al fin de cuentas, si los malos son tan despiadados y crueles (ahí están el inescrupuloso gerente del banco o el caricaturesco Manzi de Andrés Parra), cómo no convencernos de que el ojo por ojo es, efectivamente, lo que corresponde.
La odisea de los giles se alzó con la estatuilla en la terna a mejor película iberoamericana.

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